Muchos recuerdos guardamos –tanto en la memoria como en el archivo– sobre los circos que pasaron por la capital peruana allá en el siglo XX. Desde Oleg Popov, gran payaso ruso, en su presentación en el Coliseo Amauta en los años setenta, hasta el Circo Perejil; todos ellos han dejado huella imborrable en distintas generaciones de peruanos.
Hace algunos días, revisando nuestros papeles, encontramos un folleto, un volante doblado al interior de una vieja revista de segunda mano. Era un poema y al leerlo muchas imágenes y situaciones explotaron pasando como un carrusel ante nuestra cara.
Ahora, les compartimos el folleto que hallamos, el poema transcrito, y una breve historia visual de los circos en el Perú, con imágenes de nuestro archivo digital. Por supuesto, este devenir circense es mucho más contundente y prolífico, nuestra reunión de documentos no es ni el 1% de este capítulo peruano de la diversión popular.
Desde aquellos añejos espectáculos de esparcimiento limeño en el siglo XIX, entre ellos los luchadores extranjeros, hasta los circos más humildes que recorrían durante el siglo siguiente los alejados distritos de la capital… ¡¡¡¡Oigaaaaa, leaaaa y veaaa, caballeeeeeero!!! que en el siglo XXI las cosas ya no son como eran.
La Vida del Tony
(POESÍA)
– I –
Es el Tony en esta vida
a quien Dios destinó a sufrir,
pues tiene que hacer reír
aunque tenga su alma herida,
y así vaga por el mundo
triste meditabundo, llevando
con su dolor profundo
la corona más hermosa
de su carrera escabrosa
a la que Dios lo destinó.
— Il —
En su rostro siempre hay risa
mientras llora con el alma
nunca para el Tony hay calma
cuando el Circo se desliza
y con su amarga sonrisa
tiene penas que ocultar,
mas, si el Tony pudiera hablar
y contar sus amarguras,
hasta las almas más duras
podrían con él llorar.
— III —
Al ver mi cara pintada
todos ríen con placer,
sin llegar a comprender
que mi vida es desgraciada,
y si lanzo una carcajada
todos creen que es de alegría
mas no comprende mi suerte impía
que cuando más riendo estoy,
es un paso más que doy,
en pos de la tumba fría.
– IV –
Cuántos con el alma mía
ya cansados de llorar
vendrán al Circo a buscar
en el Tony su alegría, y ¿mañana?
mañana cuando el Tony muera
¡qué contraste de la vida!
de aquél que se han reído
ni se acordarán siquiera
cual música pasajera
que lentamente se va,
ni el recuerdo quedará
y como de todos se olvidan
de mí también se olvidarán.
– V –
No me pidáis que me ría
que de mi risa me espanto
pues me he reído tanto y tanto
que ya mi risa es dolor
y en este mundo traidor
se aprende a reír con llanto
y nosotros los Tonys
llorando reímos y riendo lloramos.
– VI –
Por fin, público querido y amado,
que habéis prestado atención:
a esta humilde composición
que de seguro os ha enfadado
por decirla sin cuidado
o no tener sentido
solamente un aplauso os pido
para llevarlo aquí en mi corazón,
como un Tony Peruano agradecido
RECUERDO DE LOS TONY PERUANOS