¡Hola de nuevo! Soy Daniel.
Si te apasiona la fotografía, seguramente dominas hábilmente la cámara de tu teléfono celular, y si eres aún más entusiasta, tal vez poseas una cámara digital más profesional. Habrás tomado decenas, incluso cientos, miles de fotos que atesoras en la memoria de tus dispositivos. Pero la gran pregunta es: ¿recuerdas cúal fue la primera foto que tomaste en tu vida? Yo sí la recuerdo la mía, y de hecho, acabo de encontrarla entre un montón de papeles que estoy ordenando antes de desechar.
Ordenar papeles puede ser un proceso largo y agotador. Entre cientos de documentos que se acumulan con el tiempo, se encuentran cosas que van desde la basurita de décadas pasadas, hasta tesoros inesperados. Durante este proceso, me topé con mi primera foto. Era del año 1985, cuando tenía apenas 14 años y compartía con mi papá la pasión por la fotografía. Incluso él había montado un cuarto oscuro en el segundo piso de la casa, ese espacio mágico de luz roja donde se revelan los rollos y se imprimen las fotos.
Mi cámara era una Canon, pequeña pero robusta, con su correa delgada, de cuero que todavía puedo sentir en mis manos. El mes era febrero, y mi abuelita paterna, una mujer muy católica, me transmitió la súper emoción por la visita del Papa Juan Pablo II a Lima. Él se alojaba en el Nuncio Apostólico de la avenida Salaverry, y hacía allá nos dirigimos junto a mi abuelita una tarde, con la esperanza de verlo aunque sea por un instante.
¡Corre, abuela, corre!
Vivo en Breña, y mientras caminábamos por sus viejas calles llegamos a la Plaza Bolognesi al final de la Avenida Arica. Allí había un mar de gente rodeando la plaza. Entonces solo cruzamos la mirada y ambos corrimos: yo adelante y atrás mi abuelita.
¡Al llegar justo pasó el Papamóvil!, ese vehículo exclusivo para la seguridad de los Papas. Yo no podía dejar pasar la oportunidad, así que con mi cámara cargada con un rollo de 35 mm, alce los brazos y tomé una serie de fotos en un instante fugaz. Jalar la palanca de arrastre de la cinta y apretar el botón de disparo. Otra vez jalar la palanca, disparar, y así cada ocasión en que tomaba una foto.
Esperé que llegue la noche para que todo se haga oscuro y poder utilizar el cuarto rojo de mi papá para ver cómo salieron mis imágenes. Entre todas esas fotos, la única que conservé fue la primera, mis habilidades en el revelado químico eran fatales, y solía velar o quemar los rollos por exceso de tiempo. Pero esta imagen sobrevivió y ahora está entre mis manos, el papamóvil y en su interior el papa Juan Pablo II en tamaño A4 sobre un papel fotográfico Afga; foto capturada y revelada por mí mismo a los 14 años en el año 1985.
Ahora que la observo, hasta puedo imaginar lo que hay detrás de esta imagen: la cámara que no he vuelto a ver desde hace muchos años, a mí mismo con los brazos en alto disparando, y detrás mío mi abuelita alzando el cuello para ver mejor.
¿Y tú, recuerdas tu primera foto? ¿Fue con cámara mecánica, digital, tu celular? ¿Te animarías a compartirla con nosotros junto con su historia? Envíala a canalmuseal@gmail.com, ¡la publicaremos para que muchos más puedan apreciarla y conocer su origen!
¡Nos vemos en la próxima entrada!